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Sociedad
Miércoles, 25 de septiembre de 2013 Edición impresa

Restauran un órgano de tubos que estuvo medio siglo abandonado

Es el que está en el templo de La Merced. Llegó a Mendoza a fines del siglo XIX y en 1960 quedó en silencio.

Textos: Ignacio de la Rosa – Foto: Marcos García

Un imponente órgano de tubos alemán, de tipo barroco y del estilo Johann Sebastian Bach, pero en nuestra provincia; en pleno siglo XXI y fabricado (o ‘re fabricado’, mejor dicho) prácticamente en su totalidad con materia prima argentina de la mano de dos luthieres expertos en el tema.

Luego de más de medio siglo, Mendoza sumó ayer un nuevo órgano de las mencionadas características, instrumento que ya es un hito cultural e histórico. Lo hizo con un concierto homenaje a Julio Perceval (fundador de la Escuela de Música) en la Iglesia de La Merced, aunque el plato fuerte de la inauguración quedó para el viernes.

“Hace poco menos de tres años empezamos a trabajar en la restauración, fabricación y ampliación del órgano, que llegó a Mendoza a fines del siglo XIX. Cuando llegamos nos encontramos con una estructura que estaba abandonada, prácticamente de adorno y con los tubos aplastados, chatos y doblados. Es un material muy delicado, por lo que hizo falta trabajarlo muy bien. Siempre estuvo acá, pero pasó 53 años parado”, contaron -orgullosos (como para no estarlo)- Enrique Rimoldi y Jorge Luis Franco, los dos luthieres especializados de Buenos Aires que trabajaron meticulosamente en su resurgimiento.

El flamante instrumento tendrá una función cultural que trascenderá lo sacro y religioso, ya que será el eje de conciertos y eventos culturales.

Contando el de La Merced, en Mendoza hay seis órganos de tubos, de los cuales sólo cuatro funcionan. “Es algo histórico”, sintetizó Juan Pablo Páez, organista de la basílica de San Francisco y partícipe de la recuperación.

Instrumento milenario

Según una investigación realizada en Córdoba y a cargo del Archivo de los Mercedarios, en 1873 la orden envió desde esa provincia un órgano de tubos a Mendoza, quedándose ellos con uno de idénticas características.

Años más tarde, en 1908 el templo ubicado en calle Montecaseros y Córdoba abría sus puertas y el instrumento pasó a ser parte de su mobiliario fijo.

“El original era de 300 tubos, pero con la restauración y ampliación de ahora lo hicimos de 1.100. En el proceso de recuperación se mantuvo la fachada y la estructura original, pero como la idea es aportarle una finalidad educativa y cultural, propusimos ampliarlo. Además de los nuevos tubos se le agregó un segundo teclado y una pedalera del doble del tamaño original. A fines estadísticos tiene 150% de posibilidades más que el original”, contaron Rimoldi y Franco mientras le daban los últimos retoques al órgano antes del concierto inaugural de anoche.

Hasta comienzos de la década del ‘60, debido al uso cotidiano que se le daba, el instrumento tuvo un mantenimiento periódico. Sin embargo desde el cierre de la Escuela de Organería de Mendoza (1956) comenzó una etapa de abandono y descuido no sólo para el flamante órgano, sino para todos los que estaban en distintas iglesias y sedes locales. De hecho, hasta ayer la última inauguración databa de 1960 y era la del órgano ubicado en el Colegio María Auxiliadora, que actualmente está fuera de servicio.

“Todo surge por una decisión de la orden de La Merced, quien encomendó la restauración en templos de Santiago del Estero y de La Rioja, y en ese mismo proyecto se incluyó al de Mendoza. Somos muchos los que empujamos desde el principio por esto y se ha transformado en algo histórico”, indicó Antonio Rizzo, administrador del centro de espiritualidad mercedario de Mendoza.

Independientemente de que se trate de un espacio y una orden de la Iglesia Católica, el aporte que significará a la cultura e historia mendocina trascenderá lo litúrgico. De hecho, tanto el concierto de anoche como el que se celebrará el viernes no tienen vinculación directa con ceremonias religiosas.

“Está pensado para acompañamiento de culto. El órgano de tubos es uno de los instrumentos más antiguos que existe. Data del siglo II a.C y ya estaba presente en los imperios griego y romano. La Iglesia incorporó los primeros órganos recién en el año 900. Pero es un instrumento con un origen y una historia más pagana que religiosa”, agregó Rimoldi.

Más barato que en Europa

En su estado natural, los órganos tienen más posibilidades tímbricas que otros instrumentos, pueden generar más sonidos y eso permite que reemplacen -incluso- a toda una orquesta. En un templo eso lleva a que se genere un clima especial. El órgano es un conjunto de instrumentos en uno solo, entendiendo como instrumento una herramienta. Todo lo que es luthería es muy complejo, tal vez por el tamaño y la envergadura parece más complejo”, sintetizaron los dos especialistas.

Cuando Rimoldi y Franco hablan del “tamaño y la envergadura” del órgano de tubos se refieren a una estructura de cuatro metros de frente, por cinco de profundidad y otros cinco de alto. Rizzo definió el trabajo de los luthieres como “el de dos joyeros o relojeros” que se detuvieron en todos y cada uno de los detalles y estuvieron en todo. “El material es de origen nacional en un 99,9%. Sólo algunas cositas importamos de Alemania, pero hemos hecho un órgano alemán que nos ha costado mucho menos de lo que costaría en Europa”, sintetizaron.

Entre el detalle de las obras, Rimoldi y Franco reprodujeron los tubos de madera de forma artesanal y respetaron las características y forma estándar del estilo alemán. “En 1890, en California, apareció el primer órgano electrónico y son los que más se ven ahora. Sin embargo, la producción y el sonido en sí es distinto. En los órganos acústicos, cuando el aire pasa por el tubo genera una frecuencia especial que el oído percibe de forma distinta a como la percibe cuando sale del altavoz”, indicó Franco.

Por su parte, Páez resaltó que “algunos órganos electrónicos tienen buenos samples, pero en los de tubos sentís el ataque y la presión del aire. Los otros son muy artificiales y suenan muy Midi”.

“La iniciativa que se ha tenido con este órgano merece ser celebrada y copiada por otras organizaciones, ya sean religiosas o civiles, porque es un hito cultural y artístico”, sentenciaron los luthieres bonaerenses.

Restauran un órgano de tubos que estuvo medio siglo abandonado