Entre todas las celebraciones, el Bicentenario de 2016 fue ocasión para un acontecimiento que tuvo acaso poca publicidad, pero que resultará más permanente: un nuevo órgano para la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Habría mucho para decir sobre los órganos de las parroquias de Buenos Aires; por ejemplo, que muchas no consiguen tener sus instrumentos en condiciones. Algunas, como la Inmaculada Concepción de Belgrano, lo logran gracias al esfuerzo de la comunidad y a la perseverancia del párroco. En el caso de la Catedral, hay dos responsables del milagro musical: Jorge Franco, notable afinador de pianos y organero, y Enrique Rimoldi, también organero y organista de la Catedral (tiene innumerables anécdotas con Jorge Bergoglio; entre otras, que el futuro papa Francisco seguía de cerca el repertorio). El órgano fue bendecido por el arzobispo Mario Poli y acompaña diariamente las misas.
